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Marta Cortés
Brufau. Tengo 15 años y voy a tercero de la E.S.O. del colegio Claret de Don Benito
(Badajoz). 27- 01- 2001
Para ir al dibujo del mundoMundo Voy a escribir uno de los trabajos que nos mandaron hacer en clase de Lengua . Es el desenlace de un cuento llamado Ibor y su vaca. Pero primero voy a hacer una breve presentación de ese cuento y contar más o menos de qué va y todo eso, para luego poder escribir mi final. Ibor se llama el niño de esta historia. Desde que sus padres murieron, una vaca llamada Tarina ha cuidado de él. Y San Pedro le entrega unas alas a |
tarina, que llevará volando a ibor donde quiera que vaya. Habían por aquel entonces dos maravillosos cielos. Uno para las almas de los animales y otra para las almas racionales, es decir, para los hombres. E hicieron lo imposible para irse los dos al mismo cielo. Lo que estaba totalmente prohibido.
Ahora empieza la parte del cuento que yo tenía que inventar:
Ibor y su vaca, decepcionados, vuelan al mundo terrestre. El dolor de las tragedias y guerras y la decepción vuelven a ocupar sus corazoncitos, y ensimismados en su tristeza, vuelan sin rumbo fijo entre la muchedumbre desconsolada. Y ocurrió que, de pronto, dos frágiles silbidos cortaron el aire y fueron a parar en los entristecidos corazones de los unidos amigos. Y se hizo el silencio. Conocidos eran Ibor y su vaca en todo el mundo por sus incontables ayudas a los demás, su caridad, su entrega y su fidelidad. La crueldad humana había provocado este terrible desastre que pesaríia sobre las almas de los hombres y mujeres de la Tierra. Se oyeron lamentos en todos los confines de la Tierra. Esto llegó a oídos de San Pedro, del lagarto portero y de los ángeles juristas. Todos lloraron la murte de los inseparables amigos: las piedras, el agua, las nubes, las estrellas, los corceles, los extremeñitos, el astronauta, el poeta, y todos los seres vivos e inanimados terrestres.
Ahora, las pobres almas de Ibor y su vaca vagabundearían hasta encontrar algún lugar donde poder descansar juntas toda la eternidad.
Mientras tanto, en el cielo todos se preparaban para ir a visitar al hombre Sabio, el que está por encima de todo, al que se considera y se le llama Dios. Y cierto día, se presentó un grupo representativo en una gran sala en la que el Ser Superior les recibió conafecto. Las reuniones duraban desde la salida del Sol hasta que caía la noche y entre reflexiones, se llegó a un acuerdo.
Y llegó así, por fin, el día en que las almas de Ibor y su vaca subirían de camino al cielo. San Pedro, loco de alegría, bajó a buscar las errantes almas de los amigos. A su paso, nacían amapolas, crecía la verde hierba y los pájaros cantaban. Finalmente, condujo a Ibor y a su vaca al cielo. Una grata sorpresa les aguardaba. Entre dos praísos celestiales había aparecido otro que, aunque mucho más reducido, era muy acogedor. Dios, creador detodo y de todos , había dispuesto que |
Ibor, su madre, su padre y Tarina disfrutasen de su propio rinconcito en el que sus almas descansasen en paz toda la eternidad.
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