PROYECTO: Maqueta
del castillo de Medellín
Cuando nos propusimos la visita al castillo de Medellín,
nos movían a realizarla con ilusión varios motivos y todos ellos importantes.
Por una parte la curiosidad por la historia de los restos históricos
más cercanos a nosotros y a nuestra vida cotidiana, esos restos que vemos casi todos los
días y que no siempre somos capaces de apreciar.
De otro lado para nosotros era una oportunidad para convivir con
nuestros compañeros y profesores y llegar a conocernos.
No menos importante fue la actividad física que pudimos realizar y
sobre todo los parajes de los cuales disfrutamos durante toda la marcha y que nos
permitieron un contacto directo con nuestro entorno natural.
Así pues el día 10 de noviembre de 1999, estaba previsto realizar la marcha al
castillo de Medellín. A las 9:00, y tras las correspondientes indicaciones de nuestros
profesores, abandonamos el colegio y tomamos el camino conocido como "El Cordel de
Don Benito". Durante el recorrido, tuvimos la oportunidad de charlar con nuestros
compañeros y de disfrutar de un espléndido día.
Caminamos durante unas tres horas sin apenas descansar. ¡Por fin
llegamos a las inmediaciones del castillo! Ya sólo nos faltaba el último trayecto.
Reconfortados por la satisfacción de ya casi haber cumplido nuestro
primer objetivo, llegar a la fortaleza, subimos el pequeño cerro casi sin inmutarnos. Al
llegar a la calzada que conduce a la misma, y que estaban reparando, nos detuvimos para
tomar un pequeño almuerzo.
Una vez recuperados las energías, entramos al castillo.
Tuvimos la ocasión de subir a la Torre del Homenaje y contemplar las
hermosas vistas que desde allí se nos ofrecían, así como de hacernos una foto de cada
grupo, captando además la belleza del paisaje como fondo ideal para ella.
Una vez concluida la fugaz visita a la torre, pudimos contemplar las
ruinas de un antiguo Teatro Romano, emplazado en el mismo cerro que el castillo. Nos
explicaron que la presencia de estos restos, daban constancia de un determinado nivel de
poblamiento y culturización romana.
A continuación, tratamos de obtener la mayor cantidad de información
acerca de estos restos históricos, para así cumplir nuestro segundo objetivo, tomar los
datos necesarios para realizar la construcción de una maqueta del castillo de Medellín
con el mayor parecido posible a la realidad, además de adquirir ciertos conocimientos
históricos sobre la villa y su castillo.
Tras unas horas de visita al mismo, nos dirigimos al pueblo para
conocer sus calles y sus gentes. Fuimos a la plaza de Hernán Cortés, donde se encuentra
el monumento a Hernán Cortés, erigido en 1890 por Eduardo Barón. Allí nos hicimos otra
foto, esta vez de todos los compañeros y profesores y después, nuestros tutores nos
entregaron un díptico a cada uno, donde se nos ofrecía la historia de Medellín desde
que era una población romana hacia el año 74 a. C. hasta las reformas urbanísticas que
sufrió a partir de 1880, pasando por la ocupación árabe, la construcción de iglesias
tras la Reconquista y el nacimiento de Hernán Cortés en 1485.
Y antes de abandonar la plaza, nos indicaron el emplazamiento de la
casa donde nació el ya citado conquistador de Méjico.
Después tuvimos la ocasión de recorrer las calles del pueblo.
Fuimos a continuación a la orilla del río Guadiana donde comimos
sentados en el césped y disfrutamos de un sol espléndido.
Entonces recordamos con tristeza que teníamos que volver y que
habíamos quedado con nuestros tutores en la plaza de Hernán Cortés.
Así pues cuando todos habíamos llegado al lugar fijado, emprendimos
el regreso a Don Benito. Recorrimos el camino de vuelta con gran cansancio acumulado, pero
con la satisfacción de haber cumplido nuestros objetivos.
Durante el camino, profesores y alumnos comentábamos lo acontecido
durante ese día de convivencia que pronto tocaría a su f in.
Cuando llegamos a Don Benito, realizamos un pequeño descanso a la
entrada del pueblo mientras llegaban los componemos mas rezagados.
Una vez todos reunidos, los profesores nos dijeron que ya nos podíamos
marchar a nuestras casas, y eso hicimos realizando ya el último esfuerzo.
Poco después, nuestro profesor de tecnología, don Claudio, nos
propuso el siguiente proyecto, que ya todos conocíamos: La construcción de la maqueta
del castillo de Medellín iluminado.
Después de la propuesta de trabajo, en grupos, pusimos en común los
datos recogidos.
A continuación, de forma individual, realizamos el diseño de la
maqueta, al cual dedicamos varias horas de clase. Por último para acabar la primera porte
del proyecto, expusimos nuestros diseños en el grupo de trabajo para elegir entre ellos
el que mejor cumplía las condiciones iniciales.
Y después de esto, por fin, empezamos la construcción de la maqueta.
En primer lugar, teníamos que adquirir los materiales necesarios, bien
comprándolos o bien utilizando materiales de desecho.
Para la elaboración del proyecto, habíamos de construir una montaña
que fue realizado de diferentes materiales en los diversos grupos. Unos la construyeron de
yeso, otros de cemento, otros con papel y cola, etc.
Además, sin lugar a dudas, había que construir un castillo a escala,
que debía tener el mismo número de paredes y la misma forma que el real. También éste
fue construido con diversos materiales: madera, corcho, arcilla, etc.
Por último realizar un circuito eléctrico, con diversos bombillas
distribuidas por la maqueta para iluminar el castillo. El generador de este circuito era
una pila de 4,5 voltios y el número de receptores variaba dependiendo de las dimensiones
de la maqueta y su distribución en la misma, ya que en ningún caso alcanzó el mismo
número de focos que el real.
Y ya por fin, sólo quedaban los últimos retoques a nuestro trabajo:
pintarlo, comprobar el funcionamiento del circuito...
Después de la construcción del castillo, era necesario el realizar
por grupos la segundo y tercera porte de la memoria de proyecto, donde se incluían la
memoria constructiva, los planos de la maqueta finalizado, las modificaciones con respecto
al diseño, e incluso una autoevaluación y una valoración del funcionamiento del grupo.
Y llegó el día tan esperado por un lado, pero por otro tan temido.
Ese día en que todo falla en el momento más inoportuno, el día en el
que teníamos que mostrarle la maqueta acabado a nuestro profesor y nuestros componemos.
Por suerte, los pequeños problemas surgidos, como por ejemplo una pila
agotada o una bombilla fundida, se fueron solucionando con la ayuda de los compañeros de
otros grupos que se prestaban entre sí los materiales para el momento de mostrar el
castillo.
Y entre el nerviosismo de ese día y también de los días anteriores,
en los que la sensación predominante era la del agobio por terminar lo mejor posible la
maqueta y por que los frutos del trabajo de tanto tiempo pudieran ser apreciados, surgió
la idea de hacer entrega de ella al Ayuntamiento de Medellín para así agradecerle su
hospitalidad, y además, de esta forma dar constancia de nuestro interés por la cultura e
historia de nuestros antepasados.