Selección y reseñas de Manuel Simón Viola.

"I Muestra de Poesía Colombiana (Separata de Ventana Abierta, diciembre de 1999)

SUMARIO

            I MUESTRA DE POESÍA COLOMBIANA.

 

                                Selección y reseñas de Manuel Simón Viola.

 

            FERNANDO MEJÍA MEJÍA.

   Poeta de expresión clásica, Fernando Mejía Mejía (Salamina, 1929 – Manizales, 1986), publicó los siguientes libros: La inical estación (1961), Cantando en la ceniza (1963), Los días sagitales (1966), Elegía sin tiempo (1978) y Perfiles y nostalgias (1983). Premio Nacional de Poesía, sus poemas han aparecido en suplementos y revistas de circulación nacional y extranjera. Sus temas constantes fueron la angustia ante el paso del tiempo, la melancolía por los seres y cosas de la infancia y la preocupación mística. En 1987 vio la luz una antología de su obra, La heredad y el exilio.

 

            TIERRA YERMA.

 

Tierra de sordidez en que me pierdo

con la mirada ferozmende larga.

Tierra sin labradores, tierra amarga,

en donde cardos rencorosos muerdo.

 

Tierra de soledad donde el recuerdo

en espirales grises se aletarga.

Tierra baldía y dura que descarga

el odio de Caín en mi hombro izquierdo.

 

Tierra de tres eternos habitantes:

Sísifo, Job y yo. -Lastres errantes-.

Híbridos de dolor y espuria suerte.

 

Tierra de azar para la desventura,

donde aran mis uñas una oscura

tumba de oprobio cruel para mi muerte.

 

 

            RETORNO Y ELEGÍA.

 

I

 

Los sitios de mi niñez

hoy son muros de tristeza.

 

Alas de pájaros ciegos

rondan las enredaderas.

 

Hasta el huerto ya no llegan

rútilos coros de abejas.

 

En el jardín ya no esparce

su aroma la primavera.

 

En el lago ya no esconden

su vendimia las estrellas,

 

ni proyectan sus fugaces

arcoiris las libélulas.

 

Junto al hogar ya no fluye

la tenue voz de la abuela;

 

y mi padre tiene toda

la ceguedad de la tierra.

 

II

 

¿Qué viento terrible empuja

mi voz hacia la tiniebla?

 

Sólo ante la lejanía

el recuerdo es llama trémula...

 

(¡Mi corazón tiene ahora

la soledad de la piedra!)

                                   (De La heredad y el exilio. Selección poética, 1987)


            ADALBERTO AGUDELO DUQUE.

 

   Adalberto Agudelo Duque (1943). Docente y escritor, uno de los más premiados del país. Ha publicado libros de poesía (Poemas para la amada que no tiene nombre, 1978, Los paso de la esfinge, 1985, y Los espejos negros, 1991), una novela (Suicidio por reflexión, 1967) y dos libros de cuentos: Primer cuentario (1981) y Variaciones, Premio Nacional de Cultura, 1994. Recientemente ganó la VI Bienal “José Eustaquio Rivera” de novela con De rumba corrida (1998).

 

 

Le aposté mi corazón

a tu recuerdo para siempre.

Impune el olvido levantaba

sus andamios

hacia el hontanar

de tus ausencias...

Luminosa tempestad

de cristales derretidos,

la oscuridad sigue aquí dentro

así, empinado como los campanarios

espíe desde los surcos

la luz de tu regreso...

Mas,

fortaleza antigua,

hecho de piedra, yo,

hecha de piedra tú,

Viejo Castillo de estancias abiertas,

nos miramos frente a frente

sin nada que decirnos,

sin las manos extendidas

para ofrendar el pan o la ternura.

Bebo en este vino la copa del pasado

y sé que la tristeza pasa por mi corazón

haciendo ruido.

Bebo en esta copa el vino del recuerdo

y sé de algún secreto rincón amurallado

donde gotea y golpea la arena

como soledad de clepsidra.

 

            *          *          *

 

Como el canto de la luna

oigo la voz de mi padre

caer desde los tejados.

Me llama.

Tiene listos

el descanso de la hamaca

la pipa y la palabra.

Me señala una verde pradera

dispuesta para la caza.

Están repletas la aljaba

y lustrosas las sandalias.

Atrás los afanes.

Es tiempo de ser niño y padre.

 


   Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 1947) es autor de los siguientes poemarios: Historias (1974), Tratado de retórica (1978, Premio Nacional de Poesía) y Poemas de amor (1986), reunidos en el volumen 77 poemas (1987). Posteriormente han visto la luz dos antologías de este extraordinario poeta: Antología poética (1988) y Razones del ausente (1998). Es autor asimismo de las novelas La muerte de Alec, Cartas cruzadas y Novela con fantasma.

 

 

Ese otro que también me habita,

acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este

            cuerpo ajeno o de ambos,

ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,

ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio,

esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,

eco o palabra, esa voz que me responde cuando me preguntan algo,

el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico

            y el inmotivadamente alegre,

ese otro,

también te ama.

 

 

DE LA NOSTALGIA, 1.

 

Recuerdo solamente que he olvidado el acento de las

            más amadas voces,

y que perdí para siempre el olor de las frutas de la

            infancia,

el sabor exacto del durazno,

el aleteo del aire frío entre los pinos,

el entusiasmo al descubrir una nuez que ha caído del

            nogal.

Sortilegios de otro día, que ahora son apenas letanía

            incolora,

vana convocatoria que no me trae el asombro de ver

            un colibrí entre mi cuarto, como muchas

            madrugadas de mi infancia.

¿Cómo recuperar ciertas caricias y los más esenciales

            abrazos?

¿Cómo revivir la más cierta penumbra, iluminada

            apenas con la luz de los Beatles,

y cómo hacer que llueva la misma lluvia que veía caer

            a los trece años?

¿Cómo tornar al éxtasis de sol, a la luz ebria de mis

            siete años,

al sabor maduro de la mora,

a todo aquel territorio desconocido por la muerte,

a esa palpitante luz de pureza,

a todo esto que soy yo y que ya no es mío?

 

                                                                       (De Razones del ausente, 1998).


            URIEL GIRALDO ÁLVAREZ.

  

   Uriel Giraldo Álvarez (1957). Estudió Ingeniería pero es más conocido como poeta desde la publicación de Al borde de la vía (1987), al que continuaron Calle 13 carrera 13 (1990), Aquel amor ya nostalgia (1993) y Fe de erratas (1997, Premio de Poesía en los IV Nuevos Juegos Florales de Manizales) e Insistencia en la tierra (199). Con Todavía la vida obtuvo el Primer Premio de Cuento en los II Nuevos Juegos Florales de Manizales (1995). Es profesor en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas.

 

 

Ya sé que estás

recién venida

que ningún amor

fue a besarte

en el andén de la estación

que nadie nadie

se fijó en tu rostro

reseco por el viento

que las palomas

siguieron en sus sitios

que las mariposas

hicieron los vuelos de rutina

que las chimeneas

en aquella tarde

vomitaron como de costumbre

que el tren

siguió aullando

sobre los fríos rieles

que el polvo

se te pegó a los zapatos

que los mendigos

tampoco se bañaron ese día

que todos los gamines

estaban en la calle

que todos fuimos al trabajo

que nadie izó ninguna bandera

que tuviste que alzar

con tus maletas

y así llegaste a casa

y la encontraste vacía

y desde entonces

te ha dado por pensar

que nadie te había pedido

que volvieras

y si te escribo

es precisamente

para confirmártelo.

                                   (De Al borde de la vía, 1988).

 

            *          *          *

 

El tío Leonardo

se hizo policía

antes de llegar a los treinta

sin conseguir empleo

Todos vimos su foto

de rodilla en tierra

apuntando al blanco

de la cámara

Quince años continuos

yendo de un sitio a otro

ejerciendo una autoridad relativa

sobre maleantes de poca monta

y borrachos de cantina

le granjearon varias docenas

de enemigos

que devolvieron sus cenizas a tierra

trese meses después

de su jubilación.

 

 


            FLOBERT ZAPATA.

 

   Flobert Zapata nació en Filadelfia, Caldas, en 1958. Profesor de literatura, ha publicado hasta ahora Profecías del pasado (cuentos, 1987) y los siguientes poemarios: Dos voces (1989, en coautoría con Antonio María Flórez), Copia del insecto (1991), Después del colegio (1994) y Polvo para teñir los párpados (1995).

 

 

            XI.

 

   He probado todos los venenos

Todos en cantidad suficiente para que me salve

Un trago de insecticida

no me mató

pero me iba dejando calvo

De la sobredosis de Valium

heredé un dolor de cabeza crónico

y una carencia de sueño

que no me cae mal del todo

la aprovecho para reflexionar

sobre la vida

El salto al vacío

desde el tercer piso del colegio

fue bien calculado

los pies los brazos rotos

cuatro costillas hechas pedazos

enyesado por todas partes

hasta el cráneo

Por ti quiero morirme

pero no del todo

Qué ganaría

con que me quisieras

después de muerto

Aspiro a que en la próxima

convalecencia

estés a mi lado

cuando despierte

y me beses en la boca

reseca agrietada

y me digas por fin

que tanto sacrificio

merece recompensa

que alguien debe

enderezar el árbol

que nació torcido.

 

 

            XVII.

 

Si te digo te quiero

el verbo está conjugado

en tiempo presente

Cuando no estoy contigo

todos los verbos

todo el estudio

todas las cosas

son tiempo perdido.

 

            (De Después del colegio, 1994).


            ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ.

 

   Orlando Sierra Hernández (Santa Rosa de Cabal, 1959) es Graduado en Filosofía y Letras por la Universidad de Caldas y periodista (en la actualidad ocupa el cargo de Subdirector de La Patria, diario de Manizales). Hasta ahora ha publicado los siguientes libros de versos: Hundido entre la piel (1978), El sol bronceado (1985) y Celebración de la nube (1991). Poesía de “sueños y de asombros es ésta que he hurtado o he obtenido. Clara y oscura al mismo tiempo ella representa, a pesar de todo, mi creación y mi fuerza”.

 

 

            DE COREA CON AMOR.

 

Entonces fue un regreso algo glorioso.

Debajo de tus condecoraciones

eras un héroe más con una pierna menos.

Ciertamente en nada te pareces

a aquel que me sonríe

al lado de una muchacha extraña

en una fotografía de estrategia.

Ella -que nunca habló tu idioma-

permaneció contigo una noche de tregua.

Hoy -tú te lo imaginas-

esas cartas que llegan de tanto en tanto

con sello y estampillas de un “te espero”

hablan a tu recuerdo de un país muy lejano

y de un hijo sin padre que vive como todos

comiendo o no una ración de arroz.

 

           

SEÑALES DE DIFUNTO.

 

Empezaré por decirles

que no me importa el refugio.

Sé de antemano dónde se halla el lugar,

no sabiendo exactamente

el sitio determinado.

Sin embargo (lo más seguro) iré a ojos cerrados.

Reviviré mi antigua

severidad de rostro

(ahora por razones valederas).

No llevaré etiquetas, boletos, mucho menos recados;

tampoco preguntaré

qué hubo de hipotecar para conseguir la caja

(será incómodo hablar en ese instante),

además ya no tendría palabras.

Al fin soy la figura central en el entierro.

 

                                                           (De El sol bronceado, 1985).


            ANTONIO MARÍA FLÓREZ.

 

   Antonio Mª Flórez (Don Benito, 1959). Hijo de madre española y padre colombiano. Médico cirujano especializado en Medicina  deportiva, profesor de la Universidad de Caldas y, en la actualidad, asesor del Ministerio de Sanidad. Ha publicado los poemarios El círculo cuadrado (1987) y, en colaboración con Flobert Zapata, En cámara lenta (1989). Más tarde ha aparecido el poemario Zoo (Poemillas de amor entiecológicos) (Manizales, 1993). En Don Benito ha publicado El bar de las cuatro rosas (1995) y la  antología Antes del regreso (1996).

 

EL SUEÑO DE MI RAZA.

 

                                   A Luis Abad y Alberto.

Quizás en unos años

cruzaremos los puentes dejando

transcurrir los últimos segundos

con la vana esperanza de alguna eternidad

antes de consumarse la venganza de los

condenados.

Al principio también la sangre era roja.

En la huida por entre las hormigas y las

cucarachas

la sangre era roja, y el miedo cabalgaba

hacia la frontera en un caballo de azafrán

huyendo de las heridas y de las muertes

de escarnio. Roja la huida, el viento

y los estribos. Así también era el mar

y la fuente del tiempo.

Así también el sueño de mi raza.

Roja, roja, como una flecha envenenada por

el odio.

En la fuga creció la rabia de los hombres

y en la tormenta del barro creció la angustia

de los soñadores, creció el rencor

de los mendigos, y la amenaza del último

día se vino bramando como un incendio,

rompiendo cántaros, porcelanas y cristales,

derramando el líquido de los sueños imposibles,

quebrando la forma indócil de la palabra,

asumiendo la medida de los caminos

en la frontera justa de la derrota,

¿de quién?

¿Para qué?

si al final nos alcanzará

la furia de los proscritos,

la bala de los condenados.

La luz. La nada.

La dolorida elipsis de la pesadilla última.

 

Y yo aquí, a este lado del puente,

frente al abismo del silencio todo

sigo siendo sólo un poeta en su estatura.

 

 

            *          *          *

 

 

            ERA EN REALIDAD

 

   Fue primero un paso y luego otro,

avancé con recato, miedo, incertidumbre;

era la angustia de caminar a tu encuentro,

hacia ti, presencia lenta y solitaria

de pasillos silenciosos y enfermos amarillos.

 

   Fue primero una mirada de soslayo,

luego un leve roce con tu sombra,

y después una sonrisa franca y atrevida;

era en realidad una vaga esperanza

de fundirme con tus labios y habitarte.

A ti, muchacha de lentos pasos blancos

que caminas, verdes los ojos, oculto el sueño,

dormida en el espejo del olvido,

sin nombres, ni pájaros,

crepúsculo rojo tras el cristal de la tarde.

 

           


            OCTAVIO ESCOBAR GIRALDO.

 

   Octavio Escobar Giraldo (1962). Médico y escritor. El último diario de Tony Flowers (19959 y Saide (1995), novelas ganadoras de concursos nacionales, y los libros de cuentos El color del agua (1993), Las láminas más difíciles del álbum (1995), La posada del Almirante Benbow (1997) y De música ligera (1998, reeditada en 1999), Premio Nacional de Cultura de 1997, constituyen su obra publicada. Fue asesor de Literatura del Ministerio de Cultura de Colombia. Es profesor en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas.

 

 

 

El amanecer huele a remedio.

Con puntual monotonía las montañas

            asisten al ritual de las miradas.

Un cáncer viejo pide la palabra:

            podemos correr despacio o permanecer

            cómodos en nuestra silla de dos patas.

Se agitan las páginas sociales;

dicen que la manzana oxidada no me

            puede dañar los dientes.

 

* * *

 

Desde que a Rimbaud lo dejó

el bus en Abisinia,

los poetas no tienen apellidos ilustres;

Pérez, Giraldo, Ríos, Sánchez,

como la alineación de un equipo de fútbol.

Pero no lucen apodos

            -el tren, la flecha, el tigre-,

ni una hinchada que los siga:

            Ariadna se quedó en Miami.

Estoy seguro

que don Ricardo Silva no permitirá que su hijo

José Asunción,

salga a jugar con nosotros.

 


GERMÁN ANDRÉS RAMÍREZ GÓMEZ.

 

   Nacido en Marquetalia (Caldas) en 1977, ha publicado algunos escritos en La espiral, revista de poesía de la Universidad Nacional de Colombia y en Guía Gandía. Magazín en Línea.

 

 

Mis manos se cansan

 

- ansiosas

de esperar tu cuerpo:

 

Piel perdida en la antigua ciudad.

 

Explorador incansable de tus formas:

De tu nombre en FUEGO.

 

 

Mis ojos dilatan por ti

La luz de la mañana:

 

Perdida tú entre

sombras del pasado

 

Navegantes de tus mares:

De tu nombre en AGUA.

 

 

Mi carne busca

con impaciencia la génesis del dolor:

 

Perdidos los dos

en nuestro laberinto.

 

Guerrero del infierno, cazador de serpientes:

De tu nombre en TIERRA.

 

Y te vi volar muy alto, descender un poco y detenerte...

Era tu alma, eras tú, nombre de AIRE

 

 

OLVIDO.

 

No descifro aún la clave

Que antecede a mi palabra

 

Y filtro mi voz

Con toda clase de infortunios

 

No encuentro las cadenas

Que atan mi esqueleto

 

No hallo este eclipse

Eterno en mis sentidos

 

He perdido el rumbo

Que antes fuer certero

 

He olvidado la ruta

Hacia tus brazos

 

Ya  no encuentro tus

Ojos en la multitud

 

Y tus pasos se han

Disuelto en la mañana

 

Soy el signo de tu olvido.

 



[Principal] [ Catálogo Libros ] [E-mail]

Año 2003 - 2004